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Toma de Querétaro
por las fuerzas de la República
El Sitio de Querétaro fue la batalla final que libró la República contra la Intervención francesa y el Segundo Imperio. En 1867 ante la retirada de del Ejército francés, la presencia del Imperio se redujo a las ciudades de México, Puebla y Querétaro; el archiduque Maximiliano, abandonado por los franceses, se decidió a ponerse en persona al frente de sus fuerzas. Aconsejado por sus generales, se pertrechó en Querétaro y desde ahí, mediante avanzadas, combatiría a las fuerzas de la República que, de forma escalonada se dirigían al centro de operaciones del Imperio. Su estrategia se apoyaba en la idea de batir sucesivamente a los cuerpos enemigos antes de que el Ejército del Norte de Mariano Escobedo y el Ejército de Occidente de Ramón Corona, pudieran concentrarse frente a la ciudad. La indecisión y la rivalidad existente entre Leonardo Márquez y Miguel Miramón retrasaron la ejecución de este plan dando la oportunidad a los republicanos de iniciar el sitio, rodeando paulatinamente Querétaro.
Fue necesario que los monárquicos renunciaran a su idea original y el general Leonardo Márquez fue comisionado por el austriaco para que saliera de Querétaro, se dirigiera a la Ciudad de México y regresara con refuerzos, lo que privó a los sitiados de 1,100 soldados de caballería que lo acompañaron en su misión.
Debido a que Porfirio Díaz con el Ejército de Oriente amenazaba tomar la ciudad de Puebla, Leonardo Márquez se dirigió a esa capital para evitar su caída, pero fracasó y tuvo que refugiarse en la Ciudad de México y abandonar la idea de llevar pertrechos y refuerzos al emperador.
Iniciado el 8 de marzo, el sitio de Querétaro tuvo una duración de casi setenta días, pues el gobierno mexicano consideró que tomar la ciudad por asalto habría provocado un inútil derramamiento de sangre.
Los imperialistas sitiados al ver que no llegan los refuerzos esperados, el 27 de abril intentan romper el sitio y dirigirse a la Ciudad de México. Derrotan a los republicanos en el Cimatario, no obstante horas más tarde, los republicanos recobran la posición, frustrándose el intento de salida, a pesar de ello, los imperialistas celebran la victoria de la que llaman “Batalla del Cimatario”.
A las 3 de la mañana del 15 de mayo de 1867 las fuerzas militares del gobierno de la República tomaron el convento de la Cruz, que constituía la piedra angular de la defensa imperialista. Maximiliano que se encontraba alojado en ese recinto, pudo abandonarlo a tiempo y reunirse con algunas de sus tropas que se concentraron en el Cerro de las Campanas. Imposibilitado para ofrecer resistencia, el archiduque se rindió al general Ramón Corona quien lo tomó prisionero.
Tras la caída de Querétaro, el imperio quedo reducido a la guarnición que se mantenía sitiada por el Ejército de Oriente en la Ciudad de México. Sin posibilidad de resistir se rindió el 21 de junio.
- DATOS -
69 días (8 de marzo-15 de mayo de 1867)
Las fuerzas de la República eran el resultado de la unión del Ejército del Norte y del Ejército de Occidente que al final del sitio sumaron en total 32, 000 elementos.
El general en jefe fue Mariano Escobedo, su segundo fue el general de división Ramón Corona, el cuartel maestre general fue el general graduado coronel Jesús Díaz de León y el general de brigada Francisco Paz actuó como comandante general de la artillería republicana.
General en jefe Maximiliano de Habsburgo (nominal), Miguel Miramón (efectivo). Al inicio del sitio el imperio contaba con 11 mil hombres y 31 cañones. La infantería estaba compuesta por dos divisiones, la primera bajo las órdenes del general de brigada Francisco García y la 2ª comandada por el general de brigada Severo del Castillo. La División de caballería, compuesta por tres brigadas le correspondía a Tomás Mejía y, por último, el general de brigada Ramón Méndez al frente de una Brigada Mixta de Reserva compuesta de un cuerpo de Ingenieros y otro de artillería que operaban 15 cañones de 8 libras, uno de cuatro, 5 obuses de 12 libras y diez de 24.
La población, aunque en buen número era imperialista, prefería no participar de forma directa en las acciones. Los civiles fueron obligados a prestar servicio militar, solo los ricos podían excusarse mediante el pago de una cuota que se tasaba arbitrariamente y que fue de los 10 a los 1000 pesos. También sobre los habitantes recayeron los préstamos forzosos y la obligación de hospedar a los oficiales en sus domicilios.
• Combate de San Juanico (22 de marzo): Miramón asalta la hacienda de San Juanico y se apodera de un convoy de víveres.
• Ataque a la Alameda y la Casa Blanca (24 de marzo): Escobedo intenta desalojar sin éxito, a los imperialistas de la Alameda y Casa Blanca, dos puntos principales de defensa de Querétaro.
• Ataque al Cimatario (27 de marzo): Miramón intenta romper el sitio por el sur de la ciudad, no lo consigue pero logra apoderarse de víveres y de 21 piezas de artillería, es la acción más sangrienta del sitio, los republicanos estimaron haber perdido entre muertos y heridos 415 hombres, más 500 prisioneros. Los imperialistas calcularon en 400 el número de sus bajas.
• Combate de San Sebastián (1º de abril): Miramón intenta recapturar San Sebastián perdido el 14 de marzo, no lo consigue pero obtiene víveres y prisioneros.
Ni los autores de la época, ni los partes oficiales señalan un número total de muertos, heridos, prisioneros o desaparecidos, pero coinciden en que hubo una muy alta mortandad. Resulta imposible hacer un cálculo pues ambos contendientes, cuando llegan a dar noticia de los estimados de bajas, no hacen distinción entre muertos y heridos.
En opinión de los testigos y protagonistas el combate más sangriento fue el de Cimatario donde los republicanos estimaron haber perdido entre muertos y heridos 415 hombres, más 500 prisioneros. Los imperialistas calculan en 400 sus bajas, también entre muertos y heridos.
Respecto a la población civil no existe ningún estimado, pero Samuel Basch y el príncipe Salm-Salm afirman que fueron muchos los civiles muertos durante el sitio.
• En el bando imperialista combatieron voluntarios franceses y austriacos.
• En el bando republicano también lucharon algunos voluntarios extranjeros, entre ellos algunos artilleros estadounidenses.
• En la ciudad hubo escases de alimentos, pero no faltaron carne de caballo y frijoles.
• Los republicanos fabrican sus municiones en Monterrey bajo la dirección del coronel Manuel Balbontín y son enviadas semanalmente a Querétaro en carros y diligencias.
• La deserción en el bando imperialista fue de 80 a 100 soldados diarios.
- Bibliografía -
- Salmerón Sangines, Pedro y Raúl González Lezama, Diez batallas que cambiaron a México, FCE, 2023.
- Albert Hans, El sitio de Querétaro: Memorias de un oficial del emperador Maximiliano.
- Samuel Basch, Recuerdos de México, memorias del médico ordinario del emperador Maximiliano.
- Sóstenes Rocha, Apuntes históricos sobre el sitio de Querétaro, México, Porrúa.
- Konrad Ratz, Querétaro: fin del Segundo Imperio Mexicano, Conaculta, 2005.