Al año siguiente, el 16 de enero de 1917, Hermila Galindo, en un acto inédito en la historia de nuestro país, solicitó el
voto femenino restringido al Congreso Constituyente. Se basaba en la tesis liberal de la igualdad de los derechos individuales
frente al poder político.
El 11 de marzo de 1917, se realizaron elecciones para presidente de la República y legisladores federales. En éstas, contendió
Hermila Galindo por el distrito electoral Quinto, del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, circunscripción que
abarcaba un amplio perímetro, que incluía las colonias Santa María la Ribera, San Rafael, Juárez, Cuauhtémoc, Roma, Condesa
y parte de Chapultepec.
A pesar de no haber obtenido la victoria, tal postulación marcó un importante antecedente del Desarrollo Democrático en México.
Significó un parteaguas en el derecho de las mujeres a votar y ser votadas, que llegaría hacia la primera mitad de los años
cincuenta. Derecho, para Hermila, que era parte de las obligaciones de las mujeres, como componentes de la sociedad, contribuyentes
e integrantes del aparato social.
Las actividades y espíritu combativo de Hermila no se detuvieron tras las elecciones de 1917. Continuó difundiendo y plasmando
sus ideas, por ejemplo, entre 1918 y 1919, se dio a la tarea de redactar uno de sus libros: La Doctrina Carranza y el acercamiento
indolatino (publicado en septiembre de 1919, mismo mes en el cual dejó de ver la luz la revista La Mujer Moderna). La Doctrina
Carranza se considera la base del derecho internacional moderno y cobró vigencia en las relaciones internacionales con la
propuesta de México de la llamada Doctrina Estrada. Además de este texto, Hermila escribió Un presidenciable, el general don
Pablo González; Consideraciones filosóficas o El viacrucis de la legalidad.