El magnicidio de Venustiano Carranza en los periódicos de mayo 1920.
De la hemeroteca Juan Nepomuceno Troncoso de Puebla
Portada del periódico poblano
La Crónica, del 24 de mayo 1920
Notas periodísticas de la Hemeroteca Juan Nepomuceno Troncoso del Patrimonio Documental contenido en el Fondo Antiguo en torno al 21 de mayo de 1920, fecha del magnicidio de Venustiano Carranza, por el “Centenario Luctuoso de Venustiano Carranza”
La Hemeroteca Pública del Estado de Puebla Juan Nepomuceno Troncoso (HJNT), por medio la Dirección de Acervo Cultural y de la Secretaría de Cultura del Estado de Puebla, con motivo del Centenario Luctuoso de Venustiano Carranza, se complace en presentar una muestra del patrimonio documental contenido en al fondo antiguo del acervo de la HJNT.
Las fuentes seleccionadas para su disfrute fueron: Excélsior, mayo 11, 14, 22 y 26 de 1920; El Universal, mayo 10 y 15 de 1920; y finalmente, La Crónica, mayo 22, 23, 24 y 25. En dichos números podrá visualizar cómo era la vida en la época del expresidente coahuilense que murió un 21 de mayo de 1920, en Tlaxcalantongo, Puebla.
Cabe destacar que la información presentada puede ser consultada por usted directamente en la HJNT, ubicada en la calle 20 Sur 902, Col. Azcárate. Todos los ejemplares son de acceso público.
El equipo de trabajo que ha realizado esta investigación, búsqueda y transcripción de los textos en la Hemeroteca Juan Nepomuceno Troncoso, está conformado por el siguiente equipo:
Dirección de Acervo Cultural:
Martín Fernando Beltrán Garay
Fernando Juárez Rodríguez
Hemeroteca Juan Nepomuceno Troncoso:
Karina Fernández Ponce
Lina Maricela Ortiz Iturbide
Manuel Gustavo De La Vega Moreno
Guillermo Varillas Cruz
Titulares de la época
Excélsior 11 de mayo de 1920
Fuente: Excélsior
Fecha: 11 de mayo de 1920
Titulo: “Cómo describe el rudo combate librado en Apizaco, nuestro corresponsal en Puebla”
Subtítulo: “Tanto las fuerzas que custodiaban los trenes del señor presidente como las que atacaron, sostuvieron encuentros tan reñidos que hubo mementos en que las caballerías del general Ricardo Reyes Márquez tuvieron que replegarse.”
Nuestro corresponsal dice haber sido informado de que el señor Carranza en persona estuvo dirigiendo varias de las fases del combate nombre en la ciudad ya citada”.
Nota: Puebla, mayo 8. Hoy, a las nueve de la mañana tuvieron contacto con las fuerzas que resguardan los trenes en que viaja el señor Presidente Carranza y su comitiva, los contingentes que son a las órdenes de los generales Ricardo Reyes Márquez, Arturo Camarillo y Máximo Rojas, iniciándose el tiroteo por el lado oriente de las estación del ferrocarril mexicano, y generalizándose a los pocos momentos en toda la línea que abarcaría cerca de un kilómetro.
En el ataque contra las fuerzas carrancistas, tomaron parte los contingentes siguientes: 96 o. regimiento, fracción del 3er. Regimiento Supremos Poderes al mando del teniente coronel Juan Vega; todas las caballerías serranas al mando del general Arturo Camarillo, siendo estas fuerzas así como el 60º. Batallón, al mando directo del general Ricardo Reyes Márquez.
También tomaron parte en el combate los generales Máximo Rojas y Manuel Sosa Pavón, con sus respectivos elementos.
Las fuerzas carrancistas bombardearon continuamente las posiciones de los que los asediaban, pero sin efecto notables, pues no tuvo conocimiento que causaron perjuicios las metrallas entre las filas de los revolucionarios.
A las diez de la noche, sólo se oían descargas intermitentes, relevándose las avanzadas para evitar una posible sorpresa de parte de los carrancistas, quienes tampoco abandonaron sus posiciones.
Correspondencia exclusiva para Excélsior
Puebla, mayo 9. Hoy a las nueve de la mañana, se reanudaron los combates en Apizaco, entre carrancistas y fuerzas rebeldes, asumiendo la ofensiva las caballerías del general Reyes Márquez, al mando del general Camarillo y las que mandan los generales Máximo Rojas y Manuel Sosa Pavón.
La artillería fue impotente para detener a los asaltantes, llegando éstos hasta pisar los andenes de la estación, luchando cuerpo a cuerpo con los carrancistas que bravamente defendían los trenes en que viajan el señor presidente Carranza y sus acompañantes.
La victoria parecía inclinarse del lado de aquellos, cuando inesperadamente llegaron refuerzos procedentes de Huamantla, pedidos por el general Murguía, haciendo que en un momento cambiara la faz del combate.
Las caballerías tomaron inmediatamente parte directa en el combate, haciendo que los asaltantes se replegaran hasta el escape de Aldape, cercano a la estación de San Manuel, distante unos siete kilómetros de Apizaco, y retrocedieron inmediatamente hasta sus carros, acatando órdenes del general Murguía.
Como se creyera que esto obedecía a algún plan extratégico (sic) para hacer salir nuevamente de sus posiciones a los rebeldes, éstos se abstuvieron de reanudar el ataque con sus caballerías, manteniéndose a la defensiva hasta ver que movimientos iniciaban los carrancistas.
El presidente Carranza tomó parte en el combate
Soldados que lograron llegar hasta los andenes de la estación de Apizaco, me aseguran haber visto al presidente Carranza mandando a sus soldados, y dirigiendo personalmente el ataque de las caballerías.
La retirada de las fuerzas de los generales Reyes Márquez, Rojas y Sosa Pavón, fue aprovechada para retirar violentamente los trenes que se encontraban en Apizaco, emprendiendo éstos la marcha con rumbo a Huamantla y San Marcos, donde actualmente se encuentran, tratando sin duda de reparar la vía para emprender la retirada por el rumbo de Teziutlán, ignorando que ahí se encuentran las fuerzas de los generales Higinio Aguilar, del diputado José María Sánchez y otros contingentes que previendo el caso, había enviado con todo oportunidad el general Luis T. Mireles.
El general Reyes Márquez se fracturó un brazo
Cuando iniciaron su marcha los trenes que estaban en Apizaco, el general Reyes Márquez, seguido de una pequeña escolta y de parte de su estado mayor pretendió impedirla, haciendo todo fuego sobre el maquinista para que detuviera su marcha.
El general Reyes Márquez iba a la cabeza de su gente, corriendo su caballo a la velocidad tal, que al pretender salvar un zanjón, la bestia cayó al suelo arrastrando al militar, quien resultó con el brazo izquierdo fracturado.
Violentamente se le llevó hasta el campamento de Santa Ana Chiautempan, donde se le prodigaron los primeros auxilios, enviándosele después a uno de los tranvías de gasolina que hacen el servicio entre Santa Ana y Puebla, hasta el sanatorio del doctor Cruz y Célis, donde se le practicó una delicada operación para arreglarle el hueso roto.
El general tendrá que guardar cama durante algunos días, no obstante, sus deseos de seguir al frente de sus tropas.
Excélsior 14 de mayo de 1920
Fuente: Excélsior
Fecha: 14 de mayo de 1920
Titulo: “El señor Carranza estuvo a punto de morir; será libre la designación del presidente”
Subtítulo: “En el combate de San Salvador las balas revolucionarias caían en torno del presidente, matando el caballo que montaba"
Un tren fue capturado después de sangrienta y reñida lucha
El combate decisivo se espera que se libre durante el día de hoy y que los refuerzos enviados al general Treviño tomen participación
A bordo del general Jacinto B. Treviño, Mayo 13. Se acaban de recibir informaciones en este cuartel general, dando a saber que el general Guadalupe Sánchez, que al frente de numerosas fuerzas venía de Veracruz sobre la línea del mexicano para atacar a las tropas leales al señor Carranza, trabó con ellas un encarnizado y sangriento combate, en San Andrés, que terminó con la derrota de los carrancistas, a los que hizo numerosas bajas, capturándoles trenes y varios centenares de prisioneros.
Todo hace suponer que mañana, a primera hora, las fuerzas revolucionarias la mando del general Treviño iniciarán un nuevo y poderoso ataque sobre la retaguardia de los carrancistas y que al propio tiempo el general Guadalupe Sánchez hará lo propio sobre la vanguardia de dichas tropas para ver si se consigue un resultado definitivo.
El presidente en la línea de fuego A bordo del tren del general Jacinto B. Treviño, mayo 13. Las fuerzas exploradoras revolucionarias que van siguiendo las del presidente Carranza que combatieron ayer con el general Mireles en San Salvador, han tenido que retirarse debido a la superioridad numérica del enemigo.
Hoy a las cuatro de la tarde se presentó en éste campamento para rendirse con 250 hombres, el mayo Rodrigo Trigos, que desde hace unos días andaba separado del núcleo que acompaña al presidente Carranza. Tras de cortas negociaciones se aceptó su rendición y se presentó con su gente, pasando después a rendir un informe al general Treviño.
Dice el mayor Trigos que el presidente Carranza, con sus trenes y fuerzas militares se encuentra actualmente entre las estaciones de Rinconada y Aljibes, y que sus infanterías están ocupando las faldas de la sierra y la hacienda de Rinconada.
El viaje es una verdadera odisea Todas las locomotoras que remolcan los convoyes presidenciales están “muertas”, es decir faltas de vapor que las mueva, debido a la carencia de combustible y agua. De uno y otro elemento se están proveyendo en medio de ímprobos trabajos en la estación de Rinconada, usando al efecto de los automóviles como medio de transporte para llevar el agua y el aceite mineral hasta los depósitos de las máquinas.
El español […] Martínez, que fue hecho prisionero por el general Murguía, volvió hoy a San Marcos, preso todavía de un verdadero pánico. Dice que durante el combate en San Salvador, el presidente Carranza estuvo en la línea de fuego y que le mataron el caballo que montaba, después de lo cual continúo presenciando el encuentro pie a tierra.
Asegura que muchos de los oficiales del presidente dicen en voz alta que la causa de todo lo que ocurre es el ingeniero Bonillas y están tratando de llevarlo a la línea de fuego.
Es seguro que el señor Carranza trata de llevar adelante su viaje en cualquier forma, pues el general Treviño le envío hoy un pliego proponiéndole que acepte garantías, bajo determinadas condiciones y el enviado regresó a San Marcos asegurando que no había sido recibido; que las avanzadas de retaguardia no le permitieron pasar.
Excélsior 22 de mayo de 1920
Fuente: Excélsior
Fecha: 22 de mayo de 1920
Titulo: “El general Álvaro Obregón ha informado al extranjero cómo ocurrió el sangriento drama en Tlaxcalantongo, Estado de Puebla”
Subtítulo: “Los generales de división Álvaro Obregón y Pablo González acaban de designar una comisión, compuesta de jurisconsultos y militares para que investiguen la muerte del primer mandatario.
Los despojos mortales del presidente serán entregados a su atribulada familia, para que le den sepultura, en una de las necrópolis de la capital.”
Enorme sensación sigue causando en los círculos políticos de esta capital la noticia de la muerte del señor presidente Carranza.
De todo el país se reciben mensajes solicitando informes detallados de éste suceso, siendo grande la expectación del público en todas partes.
Acabamos recibir informes de las principales capitales norteamericanas, comunicando que los más importantes rotativos han publicado en la mañana de hoy, ediciones extraordinarias y se han enviado telegramas urgentes a los altos jefes de ésta capital, por parte de la prensa de Nueva York, pidiendo detalles oficiales del acontecimiento.
Los miembros del H. Cuerpo Diplomático Extranjero radicado en ésta capital, se han interesado vivamente en conocer detalles del suceso, a fin de comunicarlos inmediatamente a sus gobiernos, los cuales los han solicitado apremiantemente. Todos los representantes diplomáticos han presentado también sus condolencias a las hijas del señor presidente.
El cadáver llegará hoy a ésta capital por la estación del ferrocarril de Hidalgo y Nordeste, a las siete de la noche, debiendo ser entregado a la familia.
Se ha nombrado una comisión de generales y abogados para que salga violentamente al lugar de los hechos e investigue las causas a que obedeció la muerte del señor presidente Carranza.
Una comisión investigadora En la mañana de hoy, los señores generales Álvaro Obregón y Pablo González acordaron nombrar cada uno una comisión de un alto jefe militar y un abogado, para que se dirija hoy en la tarde al lugar de los sucesos y lleve a cabo una minuciosa investigación, a fin de establecer las responsabilidades que resulten por la muerte del señor presidente Carranza.
Los comisionados para ambos divisionarios, son los siguientes: general Fortunato Zuazua, y licenciado Aquiles Elorduy, nombrado por el señor general Pablo González y contraalmirante Hilario Rodríguez Malpica y licenciado Roque Estrada, por el señor general Álvaro Obregón.
Un tren especial conducirá a la comisión antes mencionada a la población de Beristaín hoy a las cuatro de la tarde, y de ese punto saldrán con dirección al pueblo de Tlaxcalantongo, en donde fue muerto el señor Carranza.
Hoy llegará el cadáver a México En el cuartel general de las operaciones se nos informó que hoy, a las siete de la noche, llegarán a ésta capital los restos del señor presidente Carranza he inmediatamente serán entregados a la familia, por haberlo solicitado así.
Se nos informó que no se la harán al cadáver ningunos honores, debiendo ser velado en la casa de la familia Carranza, en la noche de hoy y mañana serán conducidos al cementerio, en donde se les depositará para ser trasladados oportunamente a su tierra natal, Cuatro Ciénegas.
Algunos señores diplomáticos han estado en la residencia de la familia, para expresar sus condolencias por la muerte del señor presidente y sabemos que las familias de los mismos, así como numerosas amistades, han estado acompañando en sus tribulaciones a la señora de Aguilar y señorita Julia Carranza, hijas del desaparecido.
El excelentísimo señor doctor Manuel E. Malbrán, ministro de la Argentina, estuvo hoy en la mañana en el cuartel general del hotel Saint Francis, para informarse personalmente con el señor general Obregón, de los detalles de la muerte que se conocen hasta éstos momentos, a fin de comunicarlos a sus colegas del H. Cuerpo diplomático.
Declaraciones del general Obregón El señor general don Álvaro Obregón envió hoy en la mañana al servicio de la “Prensa Unida”, de Nueva York, el siguiente mensaje, sobre estos acontecimientos:
México, mayo 22 de 1920.
United Press, New York City
Se han recibido telegramas de este cuartel general desde anoche a la diez, confirmando la muerte del c. Venustiano Carranza y seis de sus acompañantes, sin que se conozcan en estos momentos mayores detalles.
General ex federal Rodolfo Herrero, perteneciente a las fuerzas del general Mariel, quien acompañaba al señor Carranza, fue quien presentó el combate que dio por resultado las consecuencias anteriores.
Ya ha sido designada una comisión compuesta de dos altos jefes militares y dos abogados prominentes, para que se trasladen al lugar donde se desarrollaron los acontecimientos y rindan un informe detallado sobre los sucesos.
El cadáver del señor Carranza llegará a ésta capital a las siete pm hoy y será entregado a la familia, conforme a los deseos de ésta. En repetidas ocasiones se le ofreció al señor Carranza toda clase de garantías y consideraciones a fin de que se retirará de la zona peligrosa, proposición que no quiso aceptar. Álvaro Obregón
Manifestación de sincero duelo Desde las primeras horas de mañana en que la mayoría del público capitalino supo la muerte del señor presidente Carranza, innumerables personas con lazos de amistad con la familia del desaparecido primer magistrado estuvieron llegando a la que fue morada en los últimos días, en la colonia Cuauhtémoc, para hacer presente sus condolencias por el trágico fin del alto funcionario.
La calle del Río Lerma, donde está ubicado la mansión de la familia Carranza, se vio llena de coches y automóviles y de ellos descendían, contristados, sus ocupantes, en su mayoría señoras, que vistiendo riguroso luto entraban silenciosamente a aquella casa sumida desde la noche anterior en un ambiente de tristeza.
En esta capital se encuentran casi todos los miembros de la familia del que hasta hace dos días fue presidente de la república, pero las manifestaciones de pésame fueron hechas principalmente a sus inconsolables hijas la señora Virginia Carranza de Aguilar y la señorita Julia.
El cadáver en descomposición Hoy en la mañana, como a las nueve, el general Pablo González recibió un mensaje del general Jesús S. Novoa, fechado en Villa de Juárez, Puebla, y en que le da cuenta de que acababa de recibir un telegrama del general Barragán, pidiéndole con urgencia una caja de zinc para poner el cadáver del señor Carranza, pues le hace saber que el cuerpo ya ha entrado en descomposición y sería sumamente difícil trasladarlo en tal estado.
Allí mismo se nos informó que no se creía posible que los cadáveres de los referidos militares y funcionarios fuera traídos a esta capital, con el del señor Carranza porque ya habían entrado en descomposición, y se carecía en aquellos lugares de cajas metálicas para ponerlos; en consecuencia, se haría la identificación de los cadáveres levantándose las actas que comprobara la inhumación de esos cuerpos.
El licenciado Cabrera presentía su muerte
Es enteramente falso el concepto de que el señor Carranza y las personas que disfrutaban de mayor ascendiente en su ánimo hubiesen nunca creído que la evacuación de la capital y la marcha de los trenes presidenciales a Veracruz fuera a convertirse en un gira triunfal. Indudablemente que el presidente tenía conocimiento de las grandes dificultades con que iba a tropezar en su camino, y su lo emprendió fue sin duda bajo la impresión de que de esta suerte cumplía con un deber supremo. Nos apoyamos para asentar la anterior hipótesis en el hecho de que el licenciado Luis Cabrera, Secretario de Hacienda y Crédito Público otorgó testamento ante notario la víspera de su salida de ésta capital, es decir, el seis de los corrientes, acto del que fueron testigos los señores Salvador Urbina y Seoane. Debemos consignar el hecho de que el señor Cabrera no era poseedor de la gran fortuna que se le atribuía, pues el momento por lo legado por él asciende a la cantidad de 120 mil pesos y a una casa de la colonia Roma, que aún no se encuentra terminada, y que para cual terminación precisamente hizo entrega al arquitecto de las obras de la cantidad de 70 mil pesos, el mismo día 6 de mayo.
Los herederos del señor Cabrera, según el testamento que veníamos refiriéndonos, son sus hermanas y sus pequeños hijos.
La salida del cadáver
De nuestro enviado especial.
Beristaín, Hidalgo., Mayo 22.
Acaba de llegar a esta población la comitiva que conduce el cadáver del primer magistrado de la nación, que se espera llegue a esa como a las siete de la noche, poco más o menos.
El arribo del fúnebre despojo causó intensa sensación, reuniendo a todo el pueblo que acudió a presenciar la entrada del grupo entre los que figuran los supervivientes del atentado.
En todos los rostros se notaba la mayor consternación, y los asistentes de todas las clases sociales, presenciaban en silencio, con aíre de azoramiento el luctuoso cortejo.
Los cadáveres de todas las víctimas, inclusive el del primer magistrado, viajan en humildes cajas de madera que fueron improvisadas, por carecer en aquellos lugares de elementos con que fabricar ataúdes acondicionados para el objeto.
Excélsior 26 de mayo de 1920
Fuente: Excélsior
Fecha: 26 de mayo de 1920
Titulo: “No hay duda de que el Rodolfo Herrero fue el asesino del señor Carranza”
Subtítulo: “La comisión de investigación nombrada por los generales Obregón y Gonzáles, informa
Las comisiones determinaron permanecer en Beristáin, porque Tlaxcalantongo es un pequeño poblado con escasos vecinos, de los que no podían obtener informes de interés
Interrogaron a los generales Barragán, Bruno Neira, P. Sánchez y otras personas
Después de oír aisladamente a los declarantes, se vio que sus declaraciones diferían en detalle, pero que eran uniformes en sus puntos fundamentales sobre que el asesino es Rodolfo Herrero”
La comisión investigadora sobre la muerte del señor Carranza, que estuvo integrada por los señores licenciados Aquiles Elorduy, Contralmirante Hilario Rodríguez Malpica, licenciado Roque Estrada y general Fortunato Zuazua, arribó anteayer por la tarde a esta capital, procedente la estación de Beristáin, y los comisionados procedieron desde luego a rendir un informe detallado a los señores generales Álvaro Obregón y Pablo González, de los resultados de sus investigaciones cuya copia damos a conocer a continuación.
“asientan los comisionados que desde el principio determinaron permanecer en la estación de Beristáin, por no continuar su viaje hasta el pueblo de Tlaxcalantongo, en atención a que es una pequeña ranchería, y que por lo mismo los contables habitantes que tiene no se dieron cuenta de los sucesos del día que ocurrieron a las tres de la mañana, puesto que muchos de los que formaban la comitiva del señor Carranza no han podido proporcionar detalles completos sobre el particular, debido a la confusión que reinó cuando se cometió el atentado.
Lanza, que después de escuchar aisladamente sus informaciones, llegaron a establecer la conclusión de que el asesinato fue perpetrado y consumado por Rodolfo Herrero, con toda la premeditación, quedando por tanto descartada la hipótesis de que el señor Carranza se haya suicidado tal como el asesino lo pretende hacer ahora parecer.
Termina la comisión indicando que para dilucidar los móviles que impulsaron a Herrero, así como las responsabilidades exactas de todas las personas, Tanto de la gente de Herrero como de los defensores de Carranza, se debe abrir un proceso en toda forma.
El texto íntegro del informe de la comisión, es el siguiente:
Señores generales Álvaro Obregón y Pablo González.
Muy respetables señores:
Tenemos el honor de rendir el siguiente informe relativo a la investigación que se sirvieron encomendarnos sobre la forma en que aconteció la muerte del señor don Venustiano Carranza.
Al llegar a la estación de Beristáin supimos, por el señor general don Jesús Novoa, que a las seis de la tarde llegarían a ese lugar los señores generales Bruno Neyra, […] Sánchez y Heliodoro Pérez, así como el capitán Júpiter Ramírez.
Como los expresados jefes habían pertenecido a la comitiva que había acompañado al señor Carranza hasta la ranchería de Tlaxcalantongo, resolvimos tomarles declaración.
Llegaron los expresados señores después de las siete y se presentaron para ser examinados, habiendo proporcionado bastantes detalles sobre el suceso.
Después tuvimos conocimiento de que en el convoy que conducía el cadáver del señor Carranza, y que debía llegar a las nueve de la noche a Beristáin, venían los señores generales Marciano González, Juan Barragán, licenciado Aguirre Berlanga, ingeniero Ignacio Bonillas, capitán Ignacio Suárez, general Francisco Murguía, general Mariel, capitán Amador y algunas otras personas que habían estado con el ex-Presidente hasta las últimas horas, y algunas de ellas hasta sus últimos momentos.
Aunque consideramos que iba a ser sumamente difícil tomar declaración a todos ellos, porque, en atención a que venían acompañando el cuerpo del señor Carranza, a lo avanzado de la noche y a lo mucho que tendrían que detenerse, no atenderían a nuestra súplica, lo intentamos sin embargo, y pudimos lograr que declararan ampliamente el general Juan Barragán y el capitán Amador.
Vimos por los datos que proporcionaron todos los declarantes y por los informes de diversos habitantes de Beristáin, llegamos a la conclusión de que el suceso se había originado a las tres y media de la mañana y en una noche sumamente nublada y lluviosa. Esta razón agregada al informe fidedigno que tuvimos de que en Tlaxcalantongo ninguno de los muy pocos vecinos que ahí viven, no se habían dado cuenta del acontecimiento, precisamente por el momento en que se realizó y, finalmente por la seguridad que adquirimos de no poder examinar a Rodolfo Herrero y a su gente porque todos habían huido, nos hizo resolver no ir hasta Tlaxcalantongo, puesto que iba a resultar completamente inútil el viaje, a no ser constituyéndose allí como autoridad judicial en toda regla con peritos balistas y con todos los medios necesarios para los estudios del caso.
Las declaraciones de los testigos difieren en varios detalles y por eso no consideramos comprobados muchos de ellos; pero como en los puntos fundamentales las declaraciones son uniformes, y por la manera como fueron rendidas juzgamos que debe dárseles crédito, estimamos como bien probados los siguientes hechos:
1.- El jueves 20 de del actual se incorporó en Putla Rodolfo Herrero con alguna fuerza a la comitiva que acompañaba al señor Carranza, habiendo hecho la incorporación por medio de una conferencia previa con el general Mariel en la que se aseguró estar resuelto a defender al señor Carranza con la lealtad que le había prometido desde su rendición.
2.- El general Mariel presentó a Herrero con el señor Carranza, asegurándole que los juzgaba leal, y diciéndole que se ofrecía a luchar en unión del mismo señor Carranza.
3.- Después de eso el general Mariel se despidió y se regresó; en consecuencia ya no acompañó más al señor Carranza.
4.- Llegó la comitiva al atardecer a la ranchería de Tlaxcalantongo; el señor Carranza se bajó del caballo, y el mismo Herrero, tomándolo del brazo lo acompañó hasta el jacal en donde opinó que debía pasar la noche. La otra parte de la comitiva iba inmediatamente detrás del señor Carranza y de Herrero.
5.- El señor Carranza convino con Herrero y con algunas otras personas, en que él se quedaría en ese jacal, tomando una esquina del mismo para que pusieran su cama; a continuación de esta, quedando la cabecera en el mismo costado, se pondría la cama para el señor Aguirre Berlanga: en los costados de enfrente quedarían las camas de los señores Mario Méndez y Pedro Gil Farías; Y en el costado perpendicular a los otros dos, quedarían las camas de los capitanes Amador y Suárez.
6.- una vez que quedó hecha la instalación de las personas citadas, Herrero se fue a otro jacal que asignó al general Murguía y algunos miembros de su escolta; las demás personas buscaron alojamiento en jacales más o menos distantes.
7.- Antes de acostarse, el señor Carranza ordenó al Capitán Suárez, que en unión de Herrero, por ser este conocedor del terreno, establecieran las avanzadas de vigilancia. Todo con gente del mismo Herrero.
8.- como a las 11 de la noche, guerrero manifestó que un correo le había avisado que habían herido a su hermano; que tenía que ir Lo a ver y que regresaría.
En ese estado las cosas, todas las personas se entregaron al descanso, y a las tres de la mañana entró en el jacal donde dormía el señor Carranza, un individuo de tropa, acompañado de otros dos; el señor Carranza pregunto que qué se ofrecía, y le contestó uno de los soldados que tenía orden de darle parte directamente de la situación, agregando que no había novedad ninguna. El señor Carranza contestó que estaba bien y que podía retirarse.
(Los informantes suponen que esto fue con el objeto de cerciorarse del lugar exacto donde dormía el señor Carranza.)
9.- Media hora después, la gente de Herrero, en completo silencio atacó el jacal por todos lados, resultado herido el señor Carranza a los primeros disparos. Los atacantes del jacal fueron de veinte a veinticinco.
El señor Carranza dijo que no podía levantarse porque tenía una pierna fracturada, que le dieran su carabina porque necesitaba defenderse. Al concluir estas palabras, una segunda descarga le ocasionó la muerte inmediata.
10.- Todos salieron precipitadamente del jacal, haciendo lo propio lo que estaban en los demás jacales; reinó una confusión espantosa; la gente de Herrero, ya con él al frente, pues allí apareció, hizo prisioneros a muchísimos de la comitiva y se los llevó a un lugar distante cuatro leguas, habiendo dejado a otros en Tlaxcalantongo. A cuatro o seis de los prisioneros, los hizo firmar un acta, diciendo que el señor Carranza se había suicidado, amenazándolos con fusil en mano. Después dio libertad a todos. (El acta fue dictada por el señor Aguirre Berlanga y escrita por el señor Fontes).
Queda pues, comprobado, que el golpe fue preparado por Herrero, comenzando por hacer que confiaran absolutamente en él, y traicionando después.
La comisión juzga que, para dilucidar los móviles que impulsaron a Herrero, así como la participación y responsabilidad exactas que todas las personas de uno y otro lado, es decir, de la gente de Herrero y de los defensores del señor Carranza, hayan tenido en este suceso, debe abrirse un proceso en toda forma.
Tenemos el honor de acompañar a este informe las versiones taquigráficas, tal como fueron tomadas por los taquígrafos y escribientes en máquina, por ellos mismos, aun conservándole su falta de hilación (sic) y de sentido en algunos párrafos.
Para autenticidad de esas versiones, hemos firmado los cuatro comisionados las dos copias, que serán entregadas, respectivamente, a los señores generales González y Obregón.
Protestamos a ustedes nuestra atenta consideración y respeto.
México, mayo 24 de 1920. Aquiles Elorduy, H. Rodríguez y Malpica, R. Estrada, F. Zuazua.
(Versión taquigráfica por el taquígrafo señor Miguel H’Ovans) (sic)
General Bruno Neira. Pilar Sánchez. Heliodoro Pérez. Capitán Júpiter Ramírez. Confirman la relación que de los hechos hace el general Barragán y dicen que el culpable material fue el general Herrero, el coronel Márquez y que habían nombrado al general Marciano González para que hiciera él declaraciones en nombre de todos.
Hablan los generales Neira y Sánchez y dijeron que como a las tres de la mañana fue un oficial de las fuerzas de Herrero a dar cuenta al presidente que no había novedad y general Sánchez cree que fue con el objeto de localizar el verdadero lugar en que estaba acostado el presidente y que como a la media hora llegaron varios soldados de Herrero hicieron fuego a través de las paredes del jacal en que estaba el presidente… Que el mismo Herrero le indico al presidente el jacal para que se alojara y aún el sitio en que durmió; que al oír los ruidos salieron y que en vista de que estaba muy obscuro y lloviendo, ignoraban si eran amigos o enemigos, no se atrevían a hacer fuego y que sólo se oían los gritos de “viva Obregón” “vivan los zacatlanecos”. El general Pilar Sánchez dice: que a él lo hicieron prisionero al grito de “viva Peláez”. Agrega también el general Neira que el presidente recibió un balazo en una pierna, que dijo que no se podía parar porque tenía una pierna quebrada.
Los generales Pilar Sánchez, Bruno Neira y Heliodoro Pérez, dicen que el telegrama que puso el general Barragán no fue autorizado por ellos y que le dijeron al mismo general Barragán por qué había usado sus nombres sin consultarlos. También agrega el general Muñoz que cuando tuvo lugar el ataque todos estaban durmiendo en la confianza que les había dado Herrero en sus ofertas de lealtad.
El general Neira dice que Mario Méndez estaba con el presidente y que corrían rumores de que el presidente le había dicho “no puedo salir porque me quebraron una pierna”. El mismo general Neira agrego que él les dijo a varios generales que él no tenía confianza y que era de opinión que no debían de quedarse. El general Heliodoro Pérez dice: que el general Neira le dijo antes de acostarse al ir a tomar el “santo y seña”, que no tuviera confianza en nadie.
Los mismos generales Neira y Sánchez aseguran que dijo Herrero a Pérez que a los que buscaban era a Cabrera, Bonillas y Murguía y que desgraciadamente había caído don Venustiano.
Pérez dijo que cerca de ocho o diez deben haber estado con el presidente al ocurrir los acontecimientos. Y Neira agrega que había una desorganización completa porque nunca se nombraban servicios.
El general Sánchez dice que lo que más siente “es que tal vez el señor presidente haya tenido el último pensamiento de que sus mismas fuerzas lo mataron”. Dice que Herrero dijo que los móviles que había tenido para hacer lo que hizo eran que había tenido órdenes de Obregón y Peláez de atacar la columna de don Venustiano y tomarlo prisionero, pero procurarlo cogerlo vivo, pero que si por desgracia moría, qué se le iba a hacer.
Datos tomados de una conversación tenida con los señores general Juan Barragán, mayor ayudante del anterior y capitán Amador, ayudante del señor Presidente de la República. El capitán Amador da un croquis en el que aparece que el señor presidente durmió en el rincón opuesto de la entrada del jacal, durmiendo a su lado el licenciado Berlanga: en el extremo opuesto y junto a la entrada, los señores Gil Farías y Mario Méndez y en uno de los costados del jacal los capitanes Suárez y Amador, ocupando el centro de la pieza una mesa.
Que después de los primeros tiros el presidente dijo a Berlanga que no se podía parar porque tenía una pierna quebrada. Que después ya no siguió hablando. Que una prueba evidente de que quería levantarse, era que tenía puestos los anteojos, que él tenía la costumbre de quitárselos para dormir. Que esto lo asegura Berlanga: que después de los tiros entró un capitán Garrido de las fuerzas de Peláez y les intimó rendición y preguntando por el Presidente y al saber que estaba herido dijo, que iban a mandar llamar un doctor. Como no lo hubo, dijo que procurarían curarlo. Poco después el Presidente dio un ronquido grueso y entró en un estado de agonía que a los pocos instantes murió.
Dice Amador que: durante el ataque al jacal y al ruido de los tiros se oían los gritos de “sal, viejo arrastrado, aquí viene tu padre; sal vieja… Te vamos a arrastrar”. Dice también que la noche estaba completamente cerrada y que al hacerlos prisioneros les quitaron los caballos y las armas.
Sigue Amador: que cinco o seis leguas arriba de Putla alcanzó Herrero a la columna y preguntó a los que iban a la retaguardia por Mariel. Que luego que lo encontró, lo abrazó llorando, le dijo “cómo está mi general, le confirmo lo que le ofrecí cuando me rendí”, que Mariel lo felicitó por su actitud, que fue a saludar al presidente: que cuando este se bajó del caballo lo llevó del brazo. Que ya en el jacal fue Herrero a ver al presidente y luego se salió. Que Mariel después se volvió a ver a su gente y ya no tuvo conocimiento de los demás hechos. Que Herrero estableció los puestos avanzados y otro al camino. Que el mismo don Venustiano ordenó a Herrero revisara los puestos avanzados con Suárez y así los establecieron. Luego regresó herrero al jacal donde fue alojado el presidente y le dijo que si “no le convenía la casa de madera se quedara en ese jacal”. A lo que accedió el presidente y Herrero se dio exacta cuenta donde quedaron alojados el presidente y sus acompañantes. Como a la una de la mañana llegó un correo a decir a Herrero que habían herido a su hermano y que volvería a la mañana siguiente. Que Berlanga fue a ver al señor Presidente y le dijo que no le gustaba que Herrero se hubiera ido; pero que el Presidente contestó que era de la confianza de Mariel. Siguió diciendo el Presidente: “lo que ha de suceder que suceda”, “o nos va muy bien o nos va muy mal”, “como dijo mi Ramón. “que dios nos libre de estas 24 horas”. Que Berlanga fue y se acostó.
Que como a las tres y media de la mañana atacaron la casa según lo relatado ya: que una vez que murió el Jefe les dejaron dos centinelas y el capitán Garrido a quien le dijeron que los llevara con su jefe o que les dijera el nombre y que no se los quiso decir. Que le preguntaron también a los centinelas cuántos hombres llevaba Herrero, y que les contestaron que mil, que el capitán Garrido les dijo que esperaban la llegada de su jefe; que estuvieran tranquilos; que no les harían nada y que trataban con hombres: que llegó otro hombre diciendo que seguramente los iban a perseguir: que entonces salieron todos: que ellos les suplicaron a las fuerzas de Garrido que los dejara porque tenían que llevarse el cadáver del señor Presidente; que no les hicieron caso y se los llevaron prisioneros a Aguirre Berlanga, Mario Méndez, Pedro Díaz, capitán Suárez y capitán Amador. Que se los llevaron por un atajo terrible.
Luego siguieron caminando por un chaparral por espacio de unos dos kilómetros, y que era tan cerrado que Herrero en persona se hacía espacio con la “guaparra”, en persona (sic). Llegaron a un casuchón donde les dijeron que les devolverían sus caballos: que al saber que habían matado al presidente, dijo indignado “este……………. De Márquez Cerón tiene la culpa de todo.
Que cuando se dijo que las fuerzas de Mariel iban a atacarlos a ellos, los prisioneros, voluntariamente firmaron un telegrama a Mariel, suplicándole que no atacara, que también firmó Berlanga y que les llama la atención que no les haya hecho nada. Que Fontes preguntó a Herrero si conocía a Berlanga y que Herrero le contestó que no y entonces este los presentó.
En estas circunstancias volvió el individuo que dizque llevó el telegrama a Mariel, diciendo que decía Mariel que no podía acceder a no atacar y que necesitaba otro telegrama y que Herrero dijo van a morir todos y un oficial agregó: que de los prisioneros morirían de mayores a generales y dijo que era conveniente. Dijo Herrero que era indispensable, pues no quería tener dificultades y para salvaguardar su responsabilidad que quería levantar un acta, diciendo que el presidente se había suicidado y que Aguirre Berlanga redactó personalmente el acta, diciendo que habiendo el Presidente visto las circunstancias en las que estaba, se suicidó y lo hicieron firmar a boca de fusil. Les dijo Herrero que los iba a soltar, que no les entregaba los caballos porque él los necesitaba y tampoco las armas porque las tenían repartidas los oficiales y que no era posible recogerlas.
Aquiles Elorduy. N Rodríguez Malpica. R Estrada. F. Zuazua.
(Versión taquigráfica de Moreno J. A.)
General Heliodoro Pérez. En Papatla se unió el señor don Rodolfo Herrero al obscurecer. Me fui a donde tenía a mis hombres y a las tres de la mañana llegó un oficial de él (Herrero), y personalmente llevó al señor Presidente a la casa donde él estaba posando. A la media hora comenzó el fuego y a los primeros disparos sobre la casa del señor Presidente. Cuando terminó el tiroteo me fui a caballo a ver lo que pasaba. Los muchachos míos me dijeron que no vaya, mejor mande un oficial. Mandé un oficial a pie donde estaban paulino Fontes y otros prisioneros. El oficial iba a pie. Pero esta casa estaba más retirada. Se informó con los que estaban y les dijo que el general Pérez pedía instrucciones y se fueron sobre él. Le dijeron que no hiciera fuego y que gritara “viva Peláez”. Que allí estaba Peláez. Que no fuera a hacer fuego. Después se los llevaron a un punto distante como a tres o cuatro leguas y todos ellos estaban muy asustados de su obra. El tal herrero se quedó como a una legua del pueblo. Dirigió el combate un coronel Márquez, quien les dijo que de mayor a arriba los iban a fusilar, pero Fontes y los demás se acercaron a Herrero lo convencieron de que no nos fusilara y le entregaron a Herrero el poco dinero que llevaban y un cheque como de mil pesos.
Después de esto estuvimos como una hora y nos dijeron que Mariel iba a atacarlos, nos iban a llevar a cerro azul, una serranía escabrosa y Fontes empezó a decir que no se nos llevara al lugar indicado por el general, que nos dejara en libertad. Por el susto que tenían todos, Márquez dijo que ya podían irse todos. Los hizo firmar un documento, diciendo que el señor Presidente se había suicidado, pero que sólo habían firmado cuatro o seis.
General Estrada.- ¿Cuántos eran los prisioneros?
General Pérez.- Treinta. Márquez estuvo en los momentos del combate, en un lugar escabroso.
Probablemente si no mando al oficial al tiempo de que ellos salieron me hubieran fusilado allí…
General Estrada.- De modo que usted dice que en Putla se unió Herrero al señor Presidente…
General Pérez.- Él mismo en persona y él mismo en persona que anduvo diciendo dónde debían quedarse. Yo me encontré a Mariel como a una media legua. Herrero no supo dónde me hospedé.
General Estrada.- ¿Cuando a usted lo aprehendieron fue después?
General Pérez.- Después.
General Estrada.- ¿Y usted sabe el destino de Herrero? ¿Estaba en las cercanías?
General Pérez.- Al día siguiente cuando llegamos al pueblo de Xico, nos dijeron que Herrero estaba con sus fuerzas en un Pueblo cercano, todos los caballos, armas y monturas las recogieron. Desde esa noche no volvimos a ver al señor Presidente hasta que estuve prisionero y que llegó un capitán Suárez y le dijo a Márquez, que es coronel de Herrero, “acaba de morir rl señor Presidente”. Cuando llegamos a un lugar donde estaba […] un general le dijo que les permitiera llevar el cadáver del señor Presidente porque ellos querían llevarlo consigo. Herrero dijo que el cadáver sería conducido a Xico por fuerzas de él.
General Estrada.- ¿El ataque fue como a las tres de la madrugada?
General Pérez.- el ataque fue como media hora después.
Coronel Júpiter Ramírez y demás presentes (General Barragán, capitán amador).- Herrero no es responsable de la muerte del señor Presidente; quien hizo fuego fue el coronel Márquez. El culpable intelectual de esta desgracia fue Herrero, pero el material Márquez.
General Neira.- Herrero dijo que iba a rendir parte. Más vale que lo aprehendan con toda su gente. Si me dan gente yo voy.
General Neira.- El Presidente municipal de allí les dirá todo.
Heliodoro Pérez y Pilar Sánchez.- Cuando llegaron a Patla (sic) le hicieron infinidad de ofrecimientos al señor Presidente. El general Mariel dijo: “estamos seguros aquí”.
General Pérez.- el mismo Herrero le señaló el lugar donde debía acostarse. Como a las tres y media de la mañana fueron a rendirle parte… fue con el objeto de enterarse.
Neira.- La bala entró por la rodilla.
…- ¿Cuántos fueron los asaltantes?
Neira.- Como veinte o veinticinco.
No hallaba yo qué hacer, porque estaba obscuro y salí de allí pie a tierra. Todos se debalagaron porque no había quien dispusiera nada. Todos gritaban que vivieran Obregón y González y decían “ande viejo…”
Pérez.- A mí cuando me aprehendieron fue al grito de “viva Peláez”.
Neira.- No, sí había una desorganización completa.
Lic. Aquiles Elorduy.- ¿El único muerto fue don Venustiano?
Sánchez.- Como seis o siete: dos civiles y jefes oficiales.
Neira.- El Jefe no salió porque estaba con la pierna rota.
Pérez.- Como veinte o veinticinco se acercaron a la casa del señor Presidente.
Neira.- El general barragán dijo al general Montes no nos confiemos porque, nos van a atacar.
Sánchez.- El jefe suspiraba allí y alguien le dijo “Dios nos libre de estas horas”.
General Pérez.- fui para recoger el santo y seña como a las siete de la noche y les dije que había que tener desconfianza.- yo me quedé como a un kilómetro de distancia.
Neira.- no nos aprehendieron pero teníamos un nudo apretado.
Pérez.- Neira buscaba al general Murguía, a Cabrera a Bonillas y desgraciadamente fueron a caer sobre el señor Presidente.
Neira.- Cinco o seis: Aguirre Berlanga, Mario Méndez, Gil Farías, capitán Amador y capitán Suárez.
General Pérez.- El señor Presidente, como de costumbre, nunca pidió escolta.
General pilar R. Sánchez.- No pedía escolta porque no había confianza en nadie.
General Pérez.- El único sentimiento que tengo es que el señor Presidente quizás se habrá muerto con la idea de que sus mismas fuerzas lo mataron.
General Pérez.- herrero tenía instrucciones del señor general Peláez y del general Obregón de atacar a la columna que acompañaba al señor Presidente, procurando no matarlo a él a menos que esto fuera imposible evitarlo. Cuando llegamos al pueblo de Xico todas las gentes se portaron muy bien con el señor Presidente, habiendo ido a velar su cadáver.
General Barragán.- Estaban durmiendo con el Jefe, Amador, Suárez, Aguirre Berlanga, Mario Méndez y Gil Farías. Nos cogieron prisioneros como a sesenta y se escaparon como treinta de esos sesenta.
Como una hora nos tuvieron prisioneros y nos dejaron en libertad gracias a un dinero que les entregó Paulino Fontes en un cheque como de mil pesos.
Mariel le puso un mensaje al general Obregón, dándole parte. Nos iremos a México a que nos… a que nos maten. Lo malo del jefe es que no haya fusilado a tanto…
Capitán Amador.- Formula el siguiente plano:
Rodearon el jacal para herir al señor Presidente, rompieron hasta las tazas que estaban sobre la mesa, que quedaron destrozadas. En el rincón opuesto a dónde estaba la cama del señor Presidente, había unas monturas. El techo de la casa era de tablas atravesadas con palos. Rodearon la casa cuando se dieron cuenta de que estábamos adentro y después se acercaron a la puerta y nos intimaron rendición. Los primero tiros fueron al jefe, porque luego se comenzó a quejar. El licenciado Berlanga, que quedaba junto, oyó que le decía el señor Presidente “no me puedo sentar, tengo quebrada la pierna”. Tenía un tiro del lado derecho que le salió por el pulmón y le entró por aquí (señaló al pecho a la altura de la […] […] por el lado derecho). Antes de levantarse siempre se ponía los anteojos. Cuando trató de levantarse y dijo que tenía la pierna quebrada, ya tenía puestos los anteojos, por lo que creemos que no estaba dormido cuando comenzaron a atacar. Después de esto comenzó a roncar. Un capitán Garrido de las fuerzas de Peláez, que fue quien nos intimó rendición, nos dijo que teníamos garantías, preguntó por el señor presidente, y cuando lo vio agonizando dijo que iba a mandar llamar a un doctor, dijo Garrido que pretendía curarlo, pero de esto a sus […] duró unos cuantos minutos porque desde […] ronquido vino la agonía muy rápida. Cuando estaban atacando el jacal gritaban “sal viejo arrastrado, aquí viene tu padre”.
Era una noche negra, con una obscuridad terrible. Nos quitaron todos los caballos y las armas que teníamos cuando estábamos con el jefe. Cuando salimos de Patla atravesando por el río, herrero ya había llegado allí. Al salir de Patla se bifurcan los caminos a Villa Juárez, que hace casi una Y, y otro que sube para Tlaxcalantongo, que está como unas cinco o seis leguas arriba de Patla. Alcanzó Herrero a toda la comitiva del señor Presidente y nos preguntó que dónde iba el general Mariel. Llegó y abrazó al general Mariel y llorando le dijo: “aquí estoy mi general, para cumplirle lo que le ofrecí cuando me rendí”. Y entonces el general Mariel lo abrazo y lo felicitó por su actitud y le dijo que lo iba a presentar con el señor Presidente, y se bajó Herrero del caballo. Llegamos como a las tres y cuarto, más bien cerca de las cuatro de la tarde. Dijo Herrero que iba a unir sus fuerzas con las de la columna de nosotros para protegernos el paso. De esta manera, el general Mariel ya no tuvo más conocimientos de los hechos que se desarrollaron en el resto de la noche. Cuando llegamos a Tlaxcalantongo, el señor Presidente dijo que sería conveniente poner avanzada, y entonces el capitán Suárez fue comisionado “llévese al coronel herrero con usted para que ponga los puestos de avanzados, él conoce mejor la situación”. Herrero puso, los puestos avanzados donde le convino y se volvió al jacalito donde quedó el señor Presidente. Allí le dijo al jefe que si no le convendría otra casa con el piso de madera, que le ofrecían. El jefe le dijo que allí se iba a quedar porque quería que arreglaran las camas. Entonces Herrero se dio cuenta de dónde quedaron todos…
General Barragán.- Pero el jefe y el general Murguía creyeron que Herrero se iba a quedar allí. Herrero llevó al jefe del brazo después de bajarse del caballo. Dijo Murguía que le fueron a decir al jefe que Herrero era de confianza, a lo que el jefe contestó suspirando que iba a repetir las palabras de Miramón antes de que lo fusilaran: “Dios nos libre de estas veinticuatro horas en que o nos salvamos o estamos perdidos”.
Capitán Amador.- una vez que el jefe murió, dijimos al capitán Garrido que diera parte a su general.
A esto contestó el capitán garrido: “no más que llegue mi general para ver lo que dispone que se haga con ustedes”. En esto estábamos cuando llegó otro individuo y nos dijo: “ordena mi general que todos los prisioneros salgan”. Bueno, ¿y el cadáver del jefe? Dice mi general Herrero que él se compromete a que llegue a Villa Juárez. Ninguno de nosotros se resistió a nada porque todo nos lo mandaban a punta de carabina. A Aguirre berlanga, Mario Méndez, Pedro Gil Farías, Secundino Reyes, capitán Suárez y a mí, nos llevaron a una casita que son las puras paredes. Que serían ya como las cinco de la mañana. Después nos hicieron caminar como un kilómetro y allí se estuvieron haciendo patos, porque traían un miedo tremendo. Nos dijo herrero que nos iban a devolver todos nuestros caballos y armas. En eso llegó un coronel Márquez y dijo: “Este hijo de la… tiene la culpa de todo”, y seguimos la marcha hasta Cerro Azul. Herrero dijo que era bueno que dirigiéramos un telegrama a Mariel para que no lo atacara, porque podríamos tener tantas bajas, “pero ustedes vana morir”. Yo le propuse al diputado […] que se adelantara y le propusiera a Herrero que, juntamente con el telegrama, fuera a decirle a Mariel que los atacara. El autor material fue Márquez Cerón, pero Herrero fue el intelectual. Todos firmamos el telegrama voluntariamente, porque no nos obligó Herrero, y me extraña que Herrero no nos haya hecho nada. Fontes le preguntó a Herrero: “Bueno ¿pues que usted no conoce al licenciado Aguirre Berlanga?” y cuando herrero contestó que no, el mismo Fontes los presentó. Cuando llegamos a este punto el individuo que había dizque entregado el telegrama al general Mariel y dijo: “pues dice el general Mariel que no puede acceder, que le manden otro telegrama”, nos formó a todos y dijo que de los prisioneros iban a morir todos los jefes desde mayores; que se diría que una partida de bandoleros había atacado al Presidente; que él quería levantar un acta en que se hiciera constar que el Presidente de la República se había suicidado. El licenciado Aguirre Berlanga, de viva voz, le dictó a paulino Fontes un acta, que obra en poder de Herrero; un acta en que se asienta que el presidente se suicidó. Firmaron esta acta ocho o diez de los que iban allí, naturalmente a punta de fusil. “De aquí para adelante los voy a soltar. No les entrego los caballos de ustedes porque yo los necesito. Las armas tampoco se las puedo entregar porque las tienen repartidas mis oficiales. De manera que si ustedes quieren irse donde está el general Mariel los dejo en absoluta libertad” y… nos fuimos todos dejando caballos y armas.
H. Rodríguez Malpica, R. Estrada, Aquiles Elorduy, F. Zuazua. 7
El Universal 10 de mayo de 1920
Fuente: El Universal
Fecha: 10 de mayo de 1920
Titulo: “Peligra la vida del señor Carranza; sigue el fuego por ambas partes; el General Treviño va para Apizaco”
Subtítulo: “Luis Cabrera se halla en Tétela, Puebla.
Nuestro corresponsal en puebla nos envía interesantes noticias. El Ing. Rouaix está en Teziutlán. El general Aguilar está herido. No se han confirmado los fusilamientos.
Se evadieron los presos de la Angelópolis y saquearon el comercio”.
A última hora de la noche del sábado último, en la residencia del general Don Pablo González se proporcionó a la prensa copias de reciente mensaje que de la estación de Santa Cruz, Tlaxcala, enviara el general Ricardo Reyes Márquez.
Participaba el expresado jefe que, desde las once de la mañana, hasta las cinco de la tarde, sus tropas habían estado combatiendo al enemigo que, fuerte en seis mil hombres se hallaba posesionado de Apizaco y ocupaba varios trenes.
A la hora de que el mensaje del general Reyes Márquez fue depositado en la oficina telegráfica, aún no cesaba el fuego. El general reyes Márquez, personalmente recorrió toda la línea de fuego y algunos soldados que se le incorporaron a sus tropas le informaron de que, entre los trenes detenidos en Apizaco, se encontraba el presidencial.
Las tropas revolucionarias acercaron hasta los suburbios de Apizaco, pero fueron rechazados debido a la superioridad numérica del enemigo. Pero — aseguró el general Reyes Márquez — nosotros conservamos las posiciones dominantes; y aun cuando han pretendido desalojarnos, no lo han conseguido.
Y concluyó el general reyes Márquez sugiriendo la conveniencia de que se enviaran tropas por Muñoz y Huamantla, para intentar un movimiento envolvente a las primeras horas de la mañana de ayer.
Se ignora la suerte de señor Carranza
Este telegrama fue poco conocido. Y como la nueva se esparciera copiosamente, llevada de boca en boca, aumentada alarmantemente, ayer se hicieron diversas suposiciones acerca de la suerte que correría el señor Carranza, a quien se suponía detenido en Apizaco.
Nuestros reporteros abrieron sus investigaciones en las fuentes bien informadas. Y el general Obregón, personalmente entregó a nuestro representante el mensaje que transcribimos, y que acaba de recibir:
“Adicionando mis partes anteriores —dice el general Pedro M. Morales, en el mensaje de referencia, — Tengo la honra de participar a usted que, habiendo avanzado el enemigo al sur de Apizaco, he ordenado se movilicen las fuerzas a mis órdenes rumbo a San Marcos, Puebla, y ya tienen contacto con el enemigo y órdenes de interceptarles el paso a toda costa. Informaré sobre estas operaciones”.
Y otro reportero de EL UNIVERSAL acudió al general don Pablo González, en demanda de los últimos informes que a este particular tuviera.
Por conducto de su secretario particular, el coronel Juan Saravia, nos dijo el divisionario neoleonés que el día anterior había recibido noticias de que el tren presidencial estaba detenido en Apizaco, y se combatía tenazmente para impedirle que avanzara con destino a Veracruz.
— El general González — nos dijo el coronel Saravia — ha enviado instrucciones a los jefes revolucionarios que de él dependen, recomendándoles una vez más, que se respete la vida del señor Carranza y de sus acompañantes; PERO QUE IMPIDAN A TODA COSTA LA MARCHA DE LOS TRENES —.
Nuestro periódico, que siempre ha estado con servicios oportunos y verídicos por parte de sus corresponsales, ha obtenido hoy, debido a la actividad de nuestro representante en la ciudad de Puebla, noticias de gran interés que los relacionan con los asuntos más trascendentales del día.
Aprovechando la salida de un tren militar que conducía al general Carlos García, exgobernador de Puebla, quien llegó anoche a esta ciudad, a bordo de un automóvil, para conferenciar con el general don Pablo González, nuestro corresponsal en Puebla envió una persona encargada especialmente de relatarnos los hechos desarrollados en dicha ciudad, del día cuatro del presente mes a la fecha.
El tren que conducía al general García y a un gripo de jefes y oficiales que lo acompañaba, llegó sin ningún contratiempo hasta la estación de San Lorenzo, en donde tuvo que detenerse el convoy, porque los pasajeros recibieron las noticias de que en Irolo se encontraban combatiendo fuerzas del General Jesús M. Guajardo con tropas del señor Carranza, que ocupaban una gran parte de la vía. Este hecho determinó a García a regresar el tren hasta Calpulalpan, en donde este jefe pasó la noche del sábado último. La persona comisionada por nuestro representante en Puebla, después de caminar a pie durante toda la noche del sábado, arribó a esta ciudad el día de ayer.
Lo que ha pasado en Puebla
Nos expresa nuestro informante que la situación de Puebla por el momento es normal, después de haberse registrado algunos incidentes que vamos a relatar.
El general Pilar R. Sánchez, jefe de las operaciones militares de Puebla antes de la caída del señor Carranza, en encontraba en la ciudad mencionada el día 3, en donde recibió un enviado del general Ricardo Reyes Márquez, incorporado ahora a las fuerzas revolucionarias que comanda el general don Pablo González, invitándolo a secundar el movimiento. El general Sánchez de una manera ambigua trató estos asuntos, sin aclarar su actitud. El día tres, previos trabajos emprendidos por algunos enviados revolucionarios, se desertaron de las fuerzas de Sánchez todos los soldados correspondientes a Supremos Poderes, marchando con el rumbo del Mayorazgo, en donde esperaron la llegada de los revolucionarios.
Viéndose el general Pilar R. Sánchez con escasos elementos para sostenerse en el interior de la plaza, determinó evacuarla, lo que verificó el día cuatro, a las ocho y media de la mañana. Sánchez al alejarse de la ciudad de Puebla, se llevó todos los elementos de guerra de que disponía, dejando la población en completo abandono.
Los presos de las prisiones se sublevan
Cuando los presos que se encontraban detenidos en la Penitenciaría y en la Cárcel Pública se enteraron de que la plaza se encontraba desprovista de guarnición, resolvieron arrojarse sobre los celadores, logando dominarlos fácilmente, después de una breve escaramuza.
Al verse en libertad los presos se dispersaron por las calles, armados con los fusiles que quitaron a la gendarmería de la Cárcel Pública. Ya en completo dominio de la ciudad, los peligrosos criminales que por tantos años estuvieron sufriendo los rigores de una larga condena, se dedicaron a cometer todo género de desmanes, alarmando al vecindario y logrando saquear algunas tiendas de las afueras.
El coronel Francisco Canseco
El coronel Francisco Canseco que había salido bajo las órdenes del general Pilar R. Sánchez, se segregó de la columna de éste para reconocer el movimiento revolucionario. El coronel Canseco regresó a la ciudad de Puebla y su llegada a esa capital fue muy oportuna, porque con su presencia logró dominar a los presos a quienes atacó y redujo al orden.
El coronel Canseco se puso en contacto con el general reyes Márquez y este jefe se dirigió a puebla al frente de su infantería tomando posesión de la plaza el día 5. Estas fuerzas hasta la fecha guarnecen la ciudad.
En vista de los hechos que hemos narrado, el ayuntamiento de Puebla celebró algunas sesiones y acordó seguir en funciones sin reconocer hasta ahora al gobierno revolucionario.
Las tropas que llevaba consigo el general Sánchez lo han abandonado por completo, llegando en pequeñas partidas a la ciudad de Puebla, en donde se adhieren al movimiento revolucionario.
Se sublevan los artilleros de Carranza
Nos dice nuestro informante que, al salir de la ciudad de Puebla, el último sábado, llegaban a la población los soldados que formaban el cuerpo de artillería del general Pilar R. Sánchez, quien se encontraba en Apizaco cubriendo la vía para sostener el paso de los trenes que conducen al señor don Venustiano Carranza.
Lo que se sabe en Puebla de los trenes presidenciales
Por los soldados desertores y por personas que han llegado a Puebla de Santa Ana y de otros puntos cercanos a Apizaco, se sabe que los trenes del señor Carranza se encuentran en el tramo de vía comprendido entre Ápam y Apizaco, de donde no ha podido avanzar ningún tren a Veracruz, en vista de que las fuerzas revolucionarias que se encuentran en Esperanza venían estrechando el cerco que han formado alrededor de los trenes.
Soldados desertores de Apizaco informan también que el general Cándido Aguilar se encuentra herido y no muerto como se había asegurado. Se dice que la herida que recibió el general Aguilar le fue hecha por un grupo de soldados rebeldes al desconocerlo cuando se dirigía de Veracruz a Apizaco para engrosar la columna presidencial.
No se confirman los fusilamientos de Murguía y Barragán
En Puebla, a la salida del enviado de nuestro corresponsal, nada se sabía de los fusilamientos de los generales Barragán, Murguía y Urquizo a que ha hecho referencia la prensa. Antes bien se aseguraba que Murguía adelantaba con parte de sus fuerzas para batir a los revolucionarios que se encuentran en Puebla, en donde se dejó sentir alguna alarma con estos rumores.
Se asegura que Carranza está en la sierra de Puebla
Algunas personas radicadas en Muñoz, estación inmediata a Apizaco, expresan que el señor Carranza se encuentra internado en la sierra de Puebla, acompañado por los miembros de su gabinete y custodiado por las fuerzas del teniente coronel Gabriel Barrios, quien ha permanecido adicto al funcionario caído, lo mismo que sus fuerzas. Al teniente coronel Gabriel Barrios se le habían estado ministrando por cuenta del Gobierno de Carranza, grandes cantidades de armas y parque, pertrechos que tenía depositados en la la Sierra mencionada.
¿Cabrera se encuentra en Tétela?
El tren que conducía a don Luis Cabrera se encuentra en Muñoz; pero este funcionario se cree que siguió rumbo a Tetela, usando el tren de vía angosta que une a Chignahuapan con Muñoz, de donde salió a caballo a reunirse con su hermano don Alfonso, quien sí es un hecho que se encuentra en Tetela acompañado de algunos empleados del Gobierno de Puebla.
El Universal 15 de mayo de 1920
Fuente: El Universal
Fecha: 15 de mayo de 1920
Titulo: “2500 prisioneros, 24 trenes con gran botín de guerra y barras de oro y plata”
Subtítulo: “La mayor parte del tesoro nacional y cuarenta millones de timbres postales, recuperados por las fuerzas revolucionarias”.
El C. Álvaro Obregón, a las 10,25 de la noche, recibió de San Andrés Chalchicomula, Puebla, el siguiente mensaje del C. General Guadalupe Sánchez:
“Hónrome en participar a usted, que a las 10 de la mañana de hoy, salí al frente de una columna fuerte en mil quinientos infantes, a las órdenes directas del General Adalberto Palacios, y dos mil hombres de caballería directamente a mi mando.
“A las diez y media tuve contacto con el enemigo encontrando una vigorosa resistencia de parte de una fuerte columna dotada de no menos de cien ametralladoras, y solo pudo vencerse su resistencia después de tres horas de combate.
Huye el señor Carranza
“Mientras que combatía con dicha fuerza, pude observar que de los trenes se desprendía una fuerza de caballería, escoltando varios automóviles, en los que Carranza y parte de su comitiva escapaban rumbo a la sierra de Veracruz, queriéndose internar a ella por el rumbo de Perote.
“Inmediatamente destaqué al general Pedro M. González con fuerzas de caballería a cortarle la retirada. De dicha persecución no he sabido hasta estos momentos el resultado, pero me han llegado rumores de que ha caído prisionero Carranza.
“Vencida la resistencia de la infantería, tomé posesión de los trenes, en número de veinticuatro, muchos automóviles, cuatro cañones de grueso calibre, dos de montaña, considerable cantidad de ametralladoras, entiendo alrededor de doscientas, municiones, rifles y armamento en general, en cantidad enorme, un aeroplano y otras muchas cosas que detallaré al levantar el campo.
“Carranza, al abandonar los trenes, ordenó se quemaran los archivos y los trenes, no obstante venir en ellos familias; con toda actividad apagamos el fuego, salvando la mayor parte de los convoyes.
“En cuanto a las familias, al verse abandonadas en los trenes, se replegaron a una hacienda, en donde ordené se les diera protección y toda clase de garantías, indicándoles la conveniencia de que se dirigieran a esta estación para indicarles formarles un tren, con objeto de conducirlas a Veracruz, de donde podrán salir a sus hogares.
El general Millán herido y abandonado
“Debo hacer constar que el general Millán fue abandonado gravemente herido en un Pullman de los trenes, que el enemigo incendió, logrando salvarlo, y lo envié a Orizaba para que sea atendido.
Dinero acuñado, de lo llevó Carranza; pero dejó en dos carros gran cantidad de plata y oro. Todo esto quedó debidamente custodiado para evitar cualquier atentado.
“Dos horas después de haber tomado los trenes, llegó el general Treviño, a quien entregué los convoyes. Ya ordenó se reparen las vías telegráficas y ferroviarias.
Dos mil prisioneros
“Mañana, al recibir parte de mis jefes, rendiré parte detallado. Avísanme en este momento, que el número de prisioneros asciende a dos mil, dándoles toda clase de garantías. “Jefes oficiales y tropa, se excedieron en el cumplimiento de su deber. Felicítolo por este triunfo de nuestras fuerzas, que es de desearse sea el último. Respetuosamente — El General J. de la O. en el E. — G. Sánchez. — El Coronel J. de E. M., Benito Ramírez.
Boletín del cuartel general
El señor general Treviño envió al general don Pablo González el siguiente mensaje que en boletín fue proporcionado a la prensa hoy a la una de la madrugada:
“Cuartel general en Rinconada, Puebla. —Vía San Marcos, 14 de Mayo de 1920, — General Pablo González, — Urgentísimo, — Tengo el gusto de participarle, que hoy, a las seis de la tarde terminamos las operaciones que se llevaron a cabo sobre el convoy presidencial. Bástame por el momento informar a usted, que se quitó al enemigo una gran parte del tesoro nacional. Todos sus trenes, más dos mil quinientos prisioneros entre los cuales se cuentas muchos civiles, — Ordené desde luego que los valores fueran debidamente escoltados, quedando a cargo directo de ellos el ingeniero Pastor Rouaix, auxiliado por los diputados Rubén Basáñez y José Federico Rocha, quedando la escolta respectiva a las órdenes de un General Brigadier. También se recogieron timbres de correo por valor, por valor, según se me informa, de cuarenta millones de pesos. Ordené así mismo que la reparación de la vía continúe hasta el lugar donde están los trenes para evacuar cuanto antes la gran cantidad de material que ahí existe. Mañana informaré con mayores detalles, — Todas las vidas de militares y civiles han sido respetadas, — El señor Carranza y una parte de su gente salieron por tierra, a la sierra, siendo perseguidos por dos columnas de caballería. —Afectuosamente, — El General en Jefe Jacinto B. Treviño.
México, 14 de Mayo de 1920.
D. O. S. El Teniente J. de la Secretaría de Mensajes, J. E. Rodríguez.
La Crónica 22, 23 y 24 de mayo de 1920
Fuente: La Crónica
Fecha: 22 de mayo de 1920
Titulo: “Muerto el presidente. No hay calificativo bastante fuerte para aplicarlo a esta traición. Los acompañantes del mandatario describen la tragedia con vivos colores, y quieren sincerarse”
Subtítulo: “Al telegrama del general Obregón, en que reprocha su conducta a los acompañantes del presidente Carranza, contestaron estos en los siguientes términos”.
“Necaxa, mayo 22. Referimos su mensaje hoy herrero incorporase su columna nuestra en Patla, ofreciendo seguridad, lealtad: llegados Tlaxcalantongo, herrero brindo alojamiento señor Carranza disponiendo mismo herrero colocación de avanzados como conocedor terreno. Cuatro mañana gente herrero, abusando confianza depositada, rodea jacal presidente disparándole cuando estaba dormido, siendo el tiroteo nutridísimo. Todos hicimos defensa, aunque con natural demora por alevosía inesperada general Murguía batiose en la obscuridad valientemente rechazan a los traidores quienes sorprendieron a varios defensores al salir de las casas para rechazar al enemigo estamos dispuestos a depurarle nuestra dignidad militar comprobando caso fortuito. La defensa fue general a tal grado que asaltantes estando mejor preparados pudieron hacer cerca de sesenta prisioneros entre estos Mario Méndez Fontes, Gral. Heliodoro Pérez, che Gómez, general Humberto Villera. Ayudantes presidente. Nuestra conciencia está tranquila y en nuestro dolor por la pérdida irreparable del presidente cábenos satisfacción de no haberlo abandonado ni por un momento. El corto número de muertos y heridos explica que asaltantes premeditaban crimen sabedores lugar donde dormía presidente que deposito su confianza en herrero, nada pudo la lealtad y la valentía contra la traición de eso criminales”.
Fuente: La Crónica
Fecha: 23 de mayo de 1920
Titulo: “Telegrama especial para La Crónica”
Nota: Cuando don Venustiano Carranza salió de su casa y dio la despedida a sus hijas Virginia C. de Aguilar y la señorita Julia besó sus frentes y dijo; “por si desgracia muero y me traen a México, no quiere que me hagan un funeral suntuoso, quiere que me entierre con los pobres, en una fosa de tercera en el panteón Dolores”.
Julia y Virginia cumpliendo esa suprema voluntad han preparado una fosa donde reposará el cadáver del primer jefe revolucionario constitucionalista. Con todo los miembros y diplomáticos esperan la llegada del cadáver y ya se han dispuesto que los trenes del ferrocarril de Hidalgo lleguen por vía angosta del antiguo Sullivan a la estación Colonia, para que allí sea conducido el féretro por la calzada de Dolores a su destino final.
En a casas de señor Carranza se han recibido numerosas ofrendas florales, muchas de ellas conducidas por las comisiones indígenas habitantes de los pueblos del Distrito Federal.
Llegan noticias de que por todos los puntos donde ha pasado el cadáver, ha sido cubierto por flores humildísimas por los indígenas de los pueblos cercanos.
Fuente: La Crónica
Fecha: 23 de mayo de 1920
Titulo: “La doliente caravana es recibida con una lluvia de flores a su paso”
Nota: El cadáver del ciudadano Venustiano Carranza ex Presidente de la República ha llegado a ésta en un modesto ataúd blanco y cubierto con el impermeable de Fontes para liberarlo de la lluvia que en todo el día no ha dejado de caer. Acompañan a los restos mortales del exmandatario los que formaron la comitiva en el triste éxodo que terminó con la tragiavetura en Tlaxcalantongo y que son el licenciado Aguirre Berlanga, ingeniero Bonillas, generales Francisco Murguía, Juan Barragán, Federico Montes, Mariano González, Francisco P. Mariel, Pilar Sánchez, Bruno Neira, Heliodoro Pérez Humberto Villela; coronel Fernando León y algunas otras personas más.
Fuente: La Crónica
Fecha: 24 de mayo de 1920
Titulo: “El general Obregón, dice que no supieron cumplir con su deber”. “Entre las sombras de la noche se desarrolló un horrendo drama urdido por la traición de un mal mexicano que instigó a sus chusmas inconscientes contra el primer mandatario”
Nota: Ayer por la tarde recibió este telegrama el general Pablo González:
Necaxa 21 de mayo de 1920. Recibido dos de la mañana. General Pablo González, urgente. Hoy madrugada en Puebla, Tlaxcalantongo; hecho primer (…). Presidente de la república Venustiano Carranza, por general Rodolfo Herrero, y sus chusmas, violando hospitalidad habíale brindado. Firmantes este mensaje protestamos toda energía nuestra honradez y lealtad ante el mundo entero por esta nueva marcha arrojada sobre la patria. Cumplida obligaciones nuestra dignidad de soldados y amigos nos impone, ponemos disposición a usted. Sólo pedimos llevar cadáver nuestro digno jefe hasta última morada esa capital, suplicándole ordenar facilitaciones tren e Beristaín tal objeto. Atentamente. Firmado, general Juan Barragán, F. de P. Mariel, Federico Montes, Murciano González, ingeniero Ignacio Bonilla, coroneles P M. Fernández, s. Lima, Arturo Garza, Librado Flores, Eustaquio Durán Maclovio Mendoza, Victoriano Neyra, Benito Echanri, Horacio Sierra, Dionisio Marieles, Victoriano Farías, mayor Ignacio Meza, capitanes primeros Pedro Rangel, Ismael García, Raúl Fabela, Juan R. Gallo, Fermín Valenzuela, capitanes segundos Santiago Kelly, Ignacio M. Velita, Juan Sánchez, Mariano Gómez, teniente Pedro Montes, Juan S. Barrón, Manuel Doblado, subtenientes, Pascual Zamarrón, Wenceslao Cáceres, Tirso González.
OBSERVACIÓN: Las notas correspondientes al 22, 23 y 24 de mayo de “La Crónica”, fueron publicadas en el ejemplar del 24 de mayo de 1920, es por eso que es la misma portada para las tres fechas.
La Crónica 25 de mayo de 1920
Fuente: La Crónica
Fecha: 25 de mayo de 1920
Titulo: “La comisión investigadora del crimen de Tlaxcalantongo rinde su informe como se le ordenó. Por él se sabe que Rodolfo Herrero se hizo de confianza para traicionar a su víctima que fue el expresidente caído”.
Nota: La comisión de investigación es que por orden del gobierno Liberal Revolucionario, fue hasta la estación de Necaxa con el objeto de tomar todos los detalles del crimen cometido en la persona de don Venustiano Carranza, ha regresado a esta capital y después de un minucioso estudio produjo, por fin, el parte en el que da a conocer la verdad de los sucesos que ocasionaron el trágico desenlace que ha conmovido a la nación.
La comisión que, como anteriormente informó, está compuesta de los señores licenciados Roque Estrada y Aquiles, el hoy general Fortunato Zuazua, también Hilario Rodríguez Malpica, en el informe se expresan los siguientes términos: [El resto de la nota no está en el ejemplar ni en los que le siguen]
Otras imágenes
El Universal 15 de mayo 1920, “La mayor parte del tesoro nacional y cuarenta millones de timbres postales, recuperados por las fuerzas revolucionarias”, “…todos los valores nacionales ya están en la tesorería”
El Universal 16 de mayo 1920, “Donde va el Sr. Carranza, y quienes son los que lo siguen”, “El General Pablo González, ya no es candidato a la presidencia”
El Universal 17 de mayo 1920, “El señor Carranza llegó ayer a la Estación de Concepción, Puebla”
Excélsior 23 de mayo 1920, “A las 7 AM de hoy, se espera la llegada del cadáver del Sr, D. Venustiano Carranza”